Pages

Ads 468x60px

OLVIDARTE

Cómo hago para olvidarte
si no hay nadie que me ayude,
cómo digo que no voy a verte
si todos los días estás ahí.
Cómo hago para no oír tu voz
si retumban en mi corazón
tus dulces palabras.
Cómo puedo yo saber
cuándo va a terminar todo esto
si no puedo arrancarte de mi cabeza.
Cómo le hago entender a mi corazón
que no te quiera
si está descontrolado.

Porqué te quiero
si sé que no debo.
Porqué no te olvido
si es lo que quiero.
Los recuerdos me persiguen,
todo está en contra.
Quiero arrancarte de mí,
pero nunca me atrevo a empezar.
Quiero pedir ayuda
y no me salen las palabras.
Tengo miedo de no poder vivir
sin vos.
Te quiero...
y me duele,
y no encuentro el remedio,
ni el olvido,
ni la resignación,
ni la forma... de decírtelo.

Flavia Rago, 23/10/1997.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

NO PUDO SER

Sabías que ibas a
tener un hijo,
lo esperabas con cariño
y ansiedad.
No te importaba nada,
que su padre no estuviera,
que tus padres te hayan regañado
porque eras muy chica
para tener un hijo.
No te importaba nada,
con tus quince años
apenas vividos
soñabas con tener
ese hijo.
Durante los primeros meses
recorriste vidrieras
buscando lo mejor para él,
pensaste en un nombre
y todo fue muy bien.
Una noche sentiste
los fuertes dolores
y con urgencia
llamaron a un médico.
-Otra vez será,
no te aflijas
todavía sos pequeña
y podrás tener otro hijo.
No lo podías comprender
pero sí, era cierto
habías perdido a tu hijo.
Lloraste con impotencia
y dijiste que nunca más
tendrías un hijo.

Flavia Rago, 30/12/92.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

NO LO HAGAS

No lo hagas,
él no tiene la culpa
porque no lo pensaste
antes.
No lo hagas,
él ya tiene un tiempo
de vida.
piénsalo, él te quiere,
él te necesita.
No lo hagas,
Dios no te perdonará
y tú vivirás con el
remordimiento.
Cuídalo, es tu hijo,
ámalo, dale todo tu
cariño.
No seas cruel,
no lo hagas, no mates
a tu hijo.

Flavia Rago, 30/12/92.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

MUJER DESCONOCIDA

Silenciosamente entro
a la iglesia,
hago la señal de la cruz,
y la veo, está ahí,
sola, sin nadie que
la acompañe,
su plegaria se hace
más larga cada día.
Esa desconocida mujer
reza por su familia,
espera, sabiendo que es
imposible.
Está sola y me da
lástima,
pero temo acercarme.
Con una esperanza
y sin que nadie lo sepa
espera que su hijo
muerto vuelva,
porque ella dice que no,
que su hijo no murió,
porque la guerra es muy cruel
y la verdad es
que su hijo no volverá
porque muerto está.

Flavia Rago, 30/12/92.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

MIEDOS

Un nudo en la garganta, ganas de llorar, miedo… de perder a las personas que más quiero, de no saber que hacer, como reaccionar… de no reaccionar.

No es miedo a la soledad, es miedo al dolor, al perder, al no tener. Miedo a estar tan aferrada, tan comprometida con todos ellos y no ser correspondida.

Los pensamientos van a mil por hora, montones de cosas que cruzan por mi cabeza, preguntas sin respuesta, ideas locas, dudas, certezas, cosas que pasaron y no tienen vuelta atrás… ¿y si hubiese sido de otra manera?, ¿y si hubiese pasado algo diferente?, nunca lo sabré, son distintos finales a historias vividas, finales truncos.

Sentimientos retenidos por miedo al rechazo, a la reacción de los demás, palabras que se agolpan en mi cabeza, apuradas por salir, y luego de a poco se calman, porque siento que no es el momento. Luego el arrepentimiento por no haberlas dicho… ¿y si nunca las puedo decir?, ¿y si después es tarde?…

Quizás el estar tan aferrada a los afectos es lo que me hace pensar en estas cosas, el porqué al recibir la mayor alegría que es saber que tenía una vida creciendo dentro de mí, de un momento a otro esa pequeña vida indefensa se corta antes de conocer el mundo exterior, el porqué de una persona que teniendo todo por delante, de un momento a otro deja de existir, el porqué del sufrimiento hasta el final de alguien que no lo merecía, el sentir culpa sin saber porqué, plantearme actitudes y reacciones mías y de los demás que pudieron concluir con estas vidas que hoy ya no están conmigo.

Los extraño, no puedo acostumbrarme a sus ausencias, no quiero acostumbrarme.

Quizás de eso se trata la vida, de acostumbrarse, de adaptarse, pero es algo que a veces me cuesta mucho.



Flavia Rago, 01/07/10.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

ME SIENTO ATRAPADA

Me siento atrapada
en éste mundo invisible.
Siento que te quiero
sin tenerte.
Me asfixio teniendo
tanto aire.
Siento tu calor
y no estás junto a mí.
Me siento infeliz
y feliz a la vez.
No sé lo que siento
y sé como me siento.
Hay mucha gente en éste mundo
pero nadie está a mi lado.
Me siento pequeña en él,
y me parece pequeño
cuando me acuerdo de vos.
Estabas tan cerca de mí
y sin pensarlo te perdí.
Tal vez te vuelva a encontrar
pero ya no será lo mismo.
Flavia Rago, 01/06/10.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

ME HUNDO

Me hundo en el mar de tus lágrimas, para que no sufras tanto, luego los dos nos bañamos bajo el mismo sol, de a poco te vas olvidando de tus penas y con los rayos del sol tus lágrimas se secan y desaparecen.
Me gusta saber que me necesitás. Me gusta ayudarte porque te quiero y me hace bien estar en tu mundo y conocerte cada día un poco más.
Poco a poco, al pasar de las horas, vas olvidando tus penas, ya tus lágrimas no corren por tu rostro, y la alegría te va cubriendo de a poco.
Comenzamos a recordar los tiempos felices que pasamos juntos y nos reímos, pero te ponés triste si algo malo nos pasó, yo, trato de que nada empañe nuestra alegría.
De pronto, sin darme cuenta, vuelvo a hundirme en el mar de tus lágrimas y no sé como salir, hay algo que no entiendo y es porque te pone triste recordar algunas cosas. No quiero que llores y desesperadamente seco tus lágrimas con mis besos, ese líquido salado moja mis labios y me contagia un poco de tu tristeza, pero no quiero llorar, aunque sé que si cierro los ojos, mis lágrimas van a caer porque no puedo verte sufrir.
No, no quiero que llores, no quiero que pienses que voy a abandonarte, ¿cómo hacerlo? si no puedo vivir sin vos. ¿Cómo dejarte? si no hago más que pensar en vos.
No, no llores más, guarda tus lágrimas para otro momento, húndete conmigo en mi mundo alegre, empápate con los rayos de mi sol, que es tuyo también. Quiéreme, como te quiero y verás que la tristeza se va...
Trata de olvidar tu pasado, si tanto mal te hace. Renace en el momento en que nos conocimos y vive feliz.
Deja de llorar, porque no aguanto verte sufrir, no ves que te quiero y no soporto tu amargura. Sécate las lágrimas y busca una sonrisa para tus labios, y no te la saques jamás, sonríe mientras estemos juntos.
Báñate con mi sol y quiéreme como te quiero yo, verás que todo cambia y tu mundo se ilumina.



TE QUIERO

Flavia Rago, 11/11/1996.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

LOS HIJOS

Sentimos dudas respecto de los hijos, cuando aún no los tenemos, imaginamos como serán, si podremos educarlos de manera correcta, rogamos al cielo que sean sanos… ¡y cómo sufrimos si algo les pasa!
Pero cuando están junto a nosotros, son algo maravilloso, nos ayudan a recordar nuestra niñez, con ellos volvemos a ser chicos, jugando a los cochecitos o a las muñecas, o a las escondidas o a lo que sea.
Nos enorgullecemos de ellos con cualquier logro, por pequeño que sea. Son nuestro tesoro, no queremos que nada malo le pase, ni que nadie les haga daño.
Volcamos en ellos todos nuestros deseos no cumplidos, queremos que sean de grandes las personas más maravillosas y exitosas. Les exigimos que sean mejores personas, que tengan un título: médico, arquitecto, abogado… pero si por alguna razón son sólo plomeros, mecánicos o enfermeras, igual nos sentimos orgullosos, pues ellos son felices siendo lo que son.
Tratamos que vayan por el buen camino, y si alguna piedra se cruza en su destino, sufrimos y nos reprochamos haber hecho algo mal, queriendo que nunca hubiese ocurrido.
Debemos tener con nuestros hijos un diálogo fluido, advertirles los peligros de la vida, escucharlos y entenderlos.
Disfrutemos de nuestros hijos siendo pequeños o mayores, ya que son el mayor anhelo y el mejor regalo que podemos recibir.


Flavia Rago, 03/06/10.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014
MADRE

Madre, eres la persona
más dulce que haya conocido,
gracias por haber querido
tenerme.
Aunque mi padre
no esté, y tú tengas
que luchar sola,
cuando yo sea grande
podré ayudarte.
Madre, cuéntame tus problemas
yo trataré de ayudarte,
trataré de consolarte
y seré sobre todo
tu amiga.
Madre, cuéntame tus cosas
no llores a solas,
cuéntame para que lloremos
juntas, para que juntas
podamos apoyarnos
Y ya nunca separarnos.
Te quiero, mamá.
Eres todo ternura y amor.
Eres madre.
Madre.
Flavia Rago, 30/12/92.

FELIZ CUMPLEAÑOS

Quisiera esta noche
lluviosa de octubre
decirte cuanto te quiero.
Pero no estás conmigo,
te tengo lejos,
te quiero tanto…
El silencio me invade
y no sé qué decir,
qué pensar.
Mi mirada está perdida,
mi pensamiento durmiendo,
mis sentimientos a pleno,
mi corazón latiendo.
La luna me ilumina
pero la siento fría
ya no me atrae como antes.
Siento frío,
frío en el alma,
por la soledad que me invade
por todas las palabras
que quieren salir
y no pueden.
Hay una parte de mí
que te extraña,
y el frío no cesa,
mi alma se hiela.
Quisiera esta noche
tenerte conmigo,
pero es imposible,
te quiero tanto…
y estás tan lejos.
Por eso aunque sea a través
de mi pensamiento
que está despertando,
de mis sentimientos
que siguen a pleno,
y de mi corazón
que no te olvida,
a pesar de todo eso
y de que estás lejos…
te deseo con
mucho cariño…
¡Feliz cumpleaños!
Flavia Rago, 26/10/97.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

ESTE AMOR

Este amor recién comienza.
Este amor maravilloso,
que me hace sentir cosas
que nunca había sentido.
Este amor indescriptible
que me llena de mil maneras,
que me asombra cada día.
Este amor que me mantiene viva,
con fuerzas, con alegría,
con deseos de emprender cosas nuevas.
Este amor, con el cual
imaginé cosas que nunca antes.
Este amor que despertó en mí
los deseos dormidos hacía tiempo.
Gracias por tanto amor,
por tanta ternura.
Ahora me siento feliz... completamente.

Flavia Rago, 28/09/2000, 22:25 Hs.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

ESCÚCHAME

Escúchame, amiga
quiero decirte algo,
quiero contarte lo que
me ha pasado.
Escúchame, amiga
tú que siempre lo
hiciste.
Escúchame, amiga
no te vayas sin
hacerlo.
Espera amiga
no mueras sin saber
que te quiero
Que eres la persona
que siempre me
comprendió.
Escúchame, amiga
Escúchame.

Flavia Rago, 30/12/92.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014