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MIEDOS

Un nudo en la garganta, ganas de llorar, miedo… de perder a las personas que más quiero, de no saber que hacer, como reaccionar… de no reaccionar.

No es miedo a la soledad, es miedo al dolor, al perder, al no tener. Miedo a estar tan aferrada, tan comprometida con todos ellos y no ser correspondida.

Los pensamientos van a mil por hora, montones de cosas que cruzan por mi cabeza, preguntas sin respuesta, ideas locas, dudas, certezas, cosas que pasaron y no tienen vuelta atrás… ¿y si hubiese sido de otra manera?, ¿y si hubiese pasado algo diferente?, nunca lo sabré, son distintos finales a historias vividas, finales truncos.

Sentimientos retenidos por miedo al rechazo, a la reacción de los demás, palabras que se agolpan en mi cabeza, apuradas por salir, y luego de a poco se calman, porque siento que no es el momento. Luego el arrepentimiento por no haberlas dicho… ¿y si nunca las puedo decir?, ¿y si después es tarde?…

Quizás el estar tan aferrada a los afectos es lo que me hace pensar en estas cosas, el porqué al recibir la mayor alegría que es saber que tenía una vida creciendo dentro de mí, de un momento a otro esa pequeña vida indefensa se corta antes de conocer el mundo exterior, el porqué de una persona que teniendo todo por delante, de un momento a otro deja de existir, el porqué del sufrimiento hasta el final de alguien que no lo merecía, el sentir culpa sin saber porqué, plantearme actitudes y reacciones mías y de los demás que pudieron concluir con estas vidas que hoy ya no están conmigo.

Los extraño, no puedo acostumbrarme a sus ausencias, no quiero acostumbrarme.

Quizás de eso se trata la vida, de acostumbrarse, de adaptarse, pero es algo que a veces me cuesta mucho.



Flavia Rago, 01/07/10.
Ilust. María del Mar Pérez López, 2014

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