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UN SUSPIRO

Recuerda a su abuelo siempre trabajando de sol a sol, nunca una queja, nunca un reproche.

Recuerda a su abuelo alegre, con ganas de vivir, siempre con una sonrisa, hasta que un día recibe una noticia inesperada, una noticia devastadora; suspira, respira, agacha la cabeza, reúne coraje y habla con su familia. Ya nada será lo mismo, todo ha cambiado desde ese instante.

Recuerda a su abuelo abatido, pero erguido ante el mundo, demostrando lo que por dentro no siente…

Recuerda a su abuelo cayendo de a poco, pero negando su dolor, viviendo en silencio su calvario, quizás para no agregar más padecimiento a su familia, quizás para no parecer débil, para hacer creer al mundo que sigue siendo el hombre fuerte y alegre de siempre. Se despertaba pensando: ¿para qué seguir?, ¿con qué sentido? ¿Por cual motivo? Piensa, piensa y no encuentra la respuesta. Suspira profundamente y comienza el día.

Poco a poco se va apagando, hasta que un día no soporta más y se entrega.

Se le llenan los ojos de lágrimas, todavía no se adapta a la idea de que su abuelo se ha ido, todavía se pregunta: ¿Por qué a él? Y al igual que el abuelo, suspira cada mañana cuando amanece en la colina.



Flavia Rago, Mayo de 2015.

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